La Capa de los cuentos presentó la actividad. Tod@s l@s alumn@s estaban espectantes. No sabían lo que iba ocurrir. Veían el escenario preparado. Un mural, un tambor, una silla.... y hasta una árbol, que parecía un castaño... Ellos sospechaban que había sorpresa el viernes, pues toda la semana habían estado escuchando cuentos de castañas, haciendo fichas,....
La llamamos para que viniese y, de repente, apareció por la puerta de la clase con su gran sonrisa y con ganas de contarnos sus historias:
¡Yo soy Doña Castañera!
mil castañas yo te
doy
marroncitas,
calentitas,
asadas en el
tambor.
Tengo castañas bercianas
¡qué buenas y
ricas son!
Te las doy con un
abrazo,
con ellas te doy
mi amor.
A los niños de San
Ignacio
vengo a visitar yo.
Os regalo un buen
puñado.
Os las doy de
corazón.
Yo soy Doña Castañera
mil castañas yo te doy.
¡A las ricas castañitas
asaditas, calentitas!
Después, nos leyó el cuento de El Magosto hechicero....
Cuentan que en el día de las lunas llenas, las
lunas pintaban coloretes, danzaban e iluminaban los cielos y la tierra,
cantando nanas a los bebés Castaña que dormían muy felices.
En ése día las Castañas bajaban de los castaños y salían de sus abrigos de
picos y se juntaban cerca del fuego, con sus cazadoras de piel marrón, mientras
la abuela Castaña les contaba historias de su infancia, en el que ser una
Castaña bañada en fuego era uno de los mayores honores a los que se podía
aspirar…
Los niños Castaña, se arremolinaban todos contentos alrededor de la Abuela,
mientras esperaban su hora del baño de fuego, y escuchaban todos atentos los
maravillosos cuentos que la Abuela que era muy sabia les contaba.
Ella seguía hablando de aquellos tiempos de su juventud, en donde los bailes
alrededor de la hoguera eran muy hermosos, las melodías danzaban en el aire,
dibujando colores que caían en la tierra como luces de estrellas. Las niñas
Castaña, iban con los trajes de hojas de Otoño adornados con pétalos amarillos
de las margaritas silvestres, y con collares hechos con dientes de león, iban
todas sonrientes a bailar el baile de la Castaña. Bailaban y cantaban toda la
noche en el baño de fuego la canción del Magosto, que la voz principal del coro
que era la del abuelo Gorgorito Castaña comenzaba a cantar:
Magosto, magosto llegaste con alegría
nos traes buenas cosechas y mucha risa
encendemos hogueras, nuestro baño de pureza
saltamos, danzamos y nos echamos en la bandeja
oscurecemos la piel y tiznamos la cara
todas juntas bailando sonreímos con ganas
y después todas felices, agarraditas de la mano
como cada año llenas de ilusiones, volvemos al hogar
y a todos los pequeños que me están a escuchar
les mando muchos besos y les quiero recordar
que este Magosto hasta el año no ha de regresar.
La abuela llama a los pequeños porque el baño de fuego ya está preparado, y se
suben todos a la bandeja que está llena de pequeñitos agujeros, por los que
sale un chorrito de vapor que es muy agradable y les va llegando el calorcito
que las va poniendo morenitas, mientras se ríen, saltan y juegan a la rueda
rueda, bajo la atenta mirada de la Abuela que cuida que no se lastimen ni que
el baño de fuego les arrugue la piel. Las niñas Castaña nadan en el vapor, y se
esconden, muy calentitas y coloradas; no se dejan atrapar…y juegan…y juegan…
Ya es muy tarde, la Abuela Castaña llama a las niñas Castaña para recogerse, ya
termina el Magosto, ya lo pasaron muy bien, ya regresan a casa, hasta el año
que viene…no han de volver…
Nosotros le cantamos canciones y le enseñamos todo lo que habíamos hecho.
Ella nos explicó para lo que servía el tambor de las castañas....