Alumn@s de Educación Infantil, Educación Primaria, ESO y
Bachillerato han hecho una recreación de la época de Gil y Carrasco y de su obra
El Señor de Bembibre, coincidiendo con la celebración del Día del Libro. Alumn@s, padres y profesores han
conocido a estos personajes en el salón de actos del Colegio.
Presentamos el texto de la pequeña muestra que se hizo
y que una voz en off lo iba leyendo. Además, algunas de las fotos.
Era una de esas
tardes lluviosas de abril, cuando volvía de la feria del libro que tiene lugar estos
días. Me encontré caminando por la plaza de la Carrasca a un hombre de cuerpo
enjuto,frente amplia, mediana estatura, barba y bigote primorosamente
recortados, elegantemente vestido con los atuendos propios de finales del s.
XIX.
No sé si ustedes lo han visto.
Se presentó y me dijo que se llamaba Enrique Gil y
Carrasco. Me sorprendió..., pues recordé al escritor berciano de El Señor
de Bembibre. No iba yo por mal camino, pues los datos que me iba dando
siempre coincidían con lo que los profesores del colegio San Ignacio enseñaban
a los alumnos.
Me dijo que
venía de Villafranca del Bierzo, donde residía en la calle del Agua. Y que
venía a ver a su hermana Águeda.
Lo seguí con la mirada cuando se dirigía hacia el Castillo de los Templarios
y, algún tiempo después volví a verlo, caminando con su hermana del brazo
elegantemente vestidos. Se sentaron tranquilamente en un banco del Parque del Plantío.
Él parecía taciturno y pensativo ... diríase que estaba rememorando a sus padres la toresana doña Manuela Carrasco y don Juan Gil, administrador del marqués de Villafranca y de la Colegiata; sus estudios en Villafranca del Bierzo con los padres Agustinos, en la fundación benedictina de Vega de Espinareda y, finalmente en el seminario de Astorga.... después iría a Valladolid y a Madrid a estudiar Leyes.
Él parecía taciturno y pensativo ... diríase que estaba rememorando a sus padres la toresana doña Manuela Carrasco y don Juan Gil, administrador del marqués de Villafranca y de la Colegiata; sus estudios en Villafranca del Bierzo con los padres Agustinos, en la fundación benedictina de Vega de Espinareda y, finalmente en el seminario de Astorga.... después iría a Valladolid y a Madrid a estudiar Leyes.
Ensimismado venía a su memoria aquella época que describía en su novela más famosa El Señor de
Bembibre y, en su cara, se reflejaba la satisfacción al recordar una procesión templaria y el
sonido de una gaita que se oía en la lejanía.... al fondo el Castillo de los
Templarios de Ponferrada.... culminaba la preciosa estampa.
Después, recordó a los protagonistas principales de su novela, doña Beatriz y don Álvaro.... Doña Beatriz era de estatura aventajada, de proporciones esbeltas y regulares, blanca de color, con ojos y cabello negros y un perfil griego de extraordinaria belleza. Es la heroína santa e inmaculada.
Por otro lado, Don Álvaro, alto, gallardo, vigoroso, de poblada barba y ensortijado cabello negro, que condensa las viejas virtudes del honor, la lealtad y la rectitud moral llevada al extremo.
Iban ellos dos acompañados por las cortesanas y
algún que otro cortesano.
De repente algo le hizo retornar a la realidad. Alguien lo saluda. Era su amigo don Luis González Bravo, que le comunica la buena noticia. Había sido aceptado para el cargo de secretario de la legación española en Prusia.
De repente algo le hizo retornar a la realidad. Alguien lo saluda. Era su amigo don Luis González Bravo, que le comunica la buena noticia. Había sido aceptado para el cargo de secretario de la legación española en Prusia.
Ya no lo he vuelto a ver. Confío en que el próximo
año por estas fechas nos vuelva a
visitar algún personaje ilustre de nuestra Ciudad. Semejantes personalidades caminando
por nuestras calles me producen una profunda satisfacción.
DESDE EL DEPARTAMENTO DE LENGUA DAMOS LAS GRACIAS A TOD@S L@S ALUMN@S POR HACER POSIBLE ESTOS PEQUEÑOS SUEÑOS CADA AÑO.
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