Texto íntegro del pregón de Alejandro González
Anievas, alumno de 2º de la ESO
del colegio San Ignacio (Ponferrada), el
17 de abril de 2014.
Buenos días
a todos.
Permitidme
comenzar con un sincero y profundo agradecimiento. Primero al Excmo.
Ayuntamiento de Cacabelos, al Sr. Alcalde, Don Adolfo Canedo Cascallana y a
toda la corporación municipal, por la deferencia que me han dispensado al haber
pensado en mí como pregonero de Bergiocio 2014.
Gracias en
nombre de la juventud de Cacabelos, por esta marca que nos ofrece una variada
programación de actos culturales, deportivos y lúdicos.
Gracias a
todos los que estáis aquí acompañándome, por las muestras de cariño y afecto
que me habéis dado. Recibid mi gratitud con toda la sencillez y franqueza del
que os habla, que en absoluto se siente merecedor de dar hoy este pregón.
Permitidme
también mi reconocimiento en versos de Neruda a la palabra que agradece,
gracias a gracias por cuanto esta palabra derrite nieve o hielo. Donde aparece
su pétalo pequeño se esconden los puñales del orgullo y aparece un centavo de
sonrisa.
Sin duda,
es un honor estar en esta plaza donde hace trece años ensayaba mis primeros
torpes pasos, siempre bajo la atenta vigilancia de mis padres o abuelos para
que no me precipitara escalones abajo.
Me siento
realmente orgulloso de ser cacabelense.
Es una
suerte poder tener el apoyo de tu pueblo, de tus vecinos.
Cada vez
que he logrado un galardón literario, he contado con la felicitación de
Cacabelos.
Pero lo más
importante no es ese parabién recibido por el mérito, sino ese respaldo
constante que te anima a seguir trabajando con voluntad, esfuerzo y dedicación.
Es
agradable encontrarse por la calle con tantos vecinos y amigos que
afectuosamente se interesan por saber si sigues escribiendo, si estás
preparándote para algún certamen nacional o simplemente quieren leer tu último
cuento o poesía.
Todas esas
personas que creéis en mí y en mis posibilidades, me proporcionáis el principal
empuje para seguir escribiendo. Sé jugar con las palabras, las enlazo, realizo
con ellas mil piruetas que se transforman en armoniosas composiciones. A veces,
danzan libres en mi mente creando metáforas imposibles.
Otros son
habilidosos con un balón, con un instrumento musical, o en cualquier otra
disciplina artística, científica o deportiva.
Pero seguro
que nadie destaca en su campo sin esfuerzo. La calidad no es fruto de la
casualidad ni de la suerte, siempre es el resultado de un arduo trabajo.
La
diferencia entre hacer algo ordinario y extraordinario es precisamente el
prefijo extra, el tiempo “de más” que debes emplear.
Esto no
significa que no puedas tener otras aficiones. A todos nos gusta salir con los
amigos, ir al cine, jugar con videojuegos o practicar diferentes deportes.
Hay 86.400
segundos en un día, sencillamente se trata de organizar cómo emplearlos.
Toda esa
constancia debe ir siempre acompañada de un enorme entusiasmo y disfrutar con
lo que haces. Creer en ti mismo.
Isabel
Allende en una entrevista reciente aseguraba que para ella ser escritora se
asemejaba mucho a ser deportista. Para competir en cualquier deporte se
necesita entrenar montones de horas. Un novelista debe escribir diariamente
siendo consciente, de que la mayoría de lo que ha redactado acabará en la
papelera.
Para hacer
un escrito de calidad hay que dedicarle mucho tiempo. A veces uno se queda sin
saber cómo continuar la historia, preso de un angustioso bloqueo.
En La musa encriptada, cuento con el que obtuve el primer premio
del X CONCURSO NACIONAL LITERARIO “GUSTAVO MARTÍN GARZO” describía esa
sensación de la siguiente forma: En algunas ocasiones, incluso podía sentir esa
sacudida tenebrosa, que se origina cuando la musa es raptada por las sombras
anodinas de la página en blanco y las palabras no se atreven a fluir.
En esos
instantes en los que el desánimo te envuelve en su lóbrego celaje invitándote a
abandonar; hay que remendar los jirones de tu maltrecha gallardía y no darse
por vencido.
Nelson
Mandela decía que el hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquél
que conquista ese miedo.
Si temes
fracasar, estás perdido. No es más grande aquel que nunca falla, sino el que
nunca deja de luchar por lograr sus metas.
En la
dificultad reside la grandeza de lo que haces. El verdadero valor de ganar o
conseguir un premio está en el esfuerzo que te ha costado lograrlo.
También hay
que ser consciente de que no vas a ganar siempre. No pasa nada, simplemente hay
que volver a empezar. Es peor no intentarlo que perder.
Permitidme
que aproveche este pregón para animar a todos, especialmente a los más jóvenes
a perseguir sus sueños, a estar dispuestos a luchar para alcanzarlos.
Y no se me
ocurre mejor forma de hacerlo que recurrir a la lectura de algunos versos
sueltos del poema de Walt Whitman No te detengas.
No dejes que termine el día sin haber crecido un
poco,
Sin haber
sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes
vencer por el desaliento.
Disfruta del
pánico que te provoca tener la vida por delante.
Vívela
intensamente, sin mediocridad.
Piensa que
en ti está el futuro
y encara la
tarea con orgullo y sin miedo.
No permitas
que la vida te pase a ti sin que la vivas…
Termino
agradeciendo de nuevo vuestra atención.
Gracias por
permitirme dar el pistoletazo de salida a Bergiocio 2014 y parafraseando de
nuevo a Neruda poder
celebrar lo que sucede dejando en vez de canto o testimonio, un porfiado
esqueleto de palabras.
¡Que la Virgen de la V Angustia nos
acompañe!
Disfrutad de Bergiocio 2014 y de las fiestas de la Pascua.
¡Viva Cacabelos!